Planteamiento inicial

El paradigma más convencional en la gestión forestal, tiene como centro de dicha gestión la producción de productos forestales, como la madera, el corcho o bien, los frutos de especies como el pino, la encina o el madroño. Aunque sin olvidar otros bienes y servicios que ofrece el bosque, como pueden ser el aumento de la biodiversidad y, la disminución del riesgo de incendios entre otros, y por último, se intenta mejorar la salubridad de los bosques, al igual que el aumento de la resiliencia de la masa frente a los estragos acontecidos por el cambio climático.

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El aumento de las temperaturas y la duración y frecuencia de las sequias, son parte de las consecuencias derivadas del cambio climático, haciendo que el recurso hídrico sea muy limitado en muchas zonas, sobre todo en las zonas del semi-árido. La limitación del recurso agua en el bosque, pone en peligro el desarrollo al completo de las funciones vitales del árbol, lo que desencadena un estado de senescencia en la masa forestal, pudiendo llegar en muchos casos, la muerte de la masa y el colapso del ecosistema.

Si el recurso limitante fuera el centro de la gestión... ¿Qué pasaría?

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Desde el grupo de Eco-hidrología de Re-ForeST, se investigan diferentes estructuras de bosque más abiertas y permeables, a través de la selvicultura adaptativa en base a la Eco-hidrología, desde hace más de 10 años. El posicionamiento del agua como centro de la gestión, además de tratarla como otro recurso más del monte, ha sido el motivo de la cuantificación de manera experimental, diferentes mejoras tanto a nivel de árbol como masa, como podrían ser: la mejora del balance hídrico, aumento en el crecimiento de los arboles y el vigor de la masa, la mejora en la sensibilidad de la vegetación al clima, como también, la disminución del riesgo de incendios como la protección del suelo y los ciclos de nutrientes.